lunes, 22 de febrero de 2010

HIRVIENDO POR CRISTO‏

escrito por miri

domigo 21 de febrero 2010

Romanos 12:11 "No sean perezosos; fervientes en Espíritu, sirviendo al Señor. "


Ahora bien, por fin retrocedemos al versículo 11. Hemos estado reflexionando sobre el versículo 12 por mucho tiempo: “Regocíjense en la esperanza, sean pacientes en la tribulación, constantes en la oración.” Lo que he tratado de demostrar es que Cristo vino a este mundo de pecado, un mundo lleno de enfermedades, y gobernado por Satanás. Y llevando todo esto sobre sí mismo, murió para librarnos de ello, por ahora parcialmente y luego completamente en la resurrección. Este es el cimiento de nuestra esperanza. En esto nos regocijamos. En este mismo gozo resistimos la tribulación. Con esta fuerza amamos cuando es difícil amar, y con este amor glorificamos a Dios.

En aquel entonces planteamos la pregunta: ¿Si la esperanza es el fundamento de toda la vida cristiana, como, pues, podemos sostener y mantener viva esta esperanza? Respondimos: “Sed constantes en la oración” (Efesios 1:18) y meditad en las Escrituras (Romanos 15:4). Ahora volvamos al versículo 11 y allí encontraremos que estas dos estrategias de lucha espiritual, son fundamentales para entender este versículo también. El versículo 11 dice, “No sean perezosos, sean fervientes en espíritu, sirvan al Señor.” Pablo ya había tocado este tema en el mismo capítulo. Recuerden el versículo 8: “Que el que dirige, dirija con solicitud.” Así que una manera de pensar en la relación entre el mandato de regocijarse, resistir y orar del versículo12 y los mandatos del versículo 11 es que el versículo 11 simplemente dice: Hágalo todo apasionadamente. El versículo 11 da intensidad y énfasis: La intensidad esta en la frase: No perezosos, sino fervientes. Y el énfasis está en la persona del Señor Jesús Cristo. Que todo sea para su servicio.

1. Intensidad: No Sean Perezosos en el Celo; Sean Fervientes en el Espíritu.

“No sean perezosos, sean fervientes en espíritu.” A mí me parece que está es una manera positiva y negativa de decir una cosa: Negativamente, no sean perezosos en lo que requiere diligencia. Positivamente, sean fervientes en espíritu. Lo que Pablo está diciendo es: Hagan muchas obras para Cristo apasionadamente.
Cada una de estas dos declaraciones aclara y protege a la otra del malentendido. “No sean perezosos en la obra de Dios. No sean holgazanes. Esto podría interpretarse así: Sean pragmáticos, trabajen, trabajen, trabajen, y no se preocupen por sus emociones o por como se sientan. Lo que importa es acabar las cosas. Sean ávidos, serios y celosos para terminar las cosas. La holgazanería es un gran defecto. La gran virtud es la eficiencia y el trabajo duro.
Esto pudiera ser algo muy injusto si no tenemos en cuenta la contraparte positiva y esclarecedora del versículo. La palabra “ferviente” viene del Latín “fervens” que significa “hirviendo.” Eso es exactamente lo que esta palabra significa en el Griego original (Zeontes): Hirviendo- en espíritu. Así que la idea está clara, no es ningún mero trabajo duro o eficiencia. El espíritu está a la vista, no-solo el cuerpo, el sentimiento está a la vista, no-solo el hacer así que la intención de ambas cláusulas juntas es: No solo hagan mucho, sientan mucho.
Y esto funciona con la otra parte. Si usted solamente lee la segunda exhortación: “Sean fervientes en espíritu”. Usted podría llegar a la conclusión: La vida cristiana es una vida de pasión de corazón. El hacer y la eficiencia no son cruciales. Sentir fervencia, Hervir en espíritu-- eso es lo que importa. Pero eso no se hará. La primera exhortación nos evita esa vista torcida: No solo sienta mucho, sido también hagan mucho.
El aviso acerca de no ser “perezoso” aclara que Pablo quiere que seamos fuertes trabajadores. Una de las declaraciones, más claras sobre esto, es lo que él dice en 1 Corintios 15:58. Él acaba de escribir u capítulo completo sobre la resurrección de Cristo, como la base de nuestra propia resurrección, y ahora él alarga la implicación para la clase de vida que debe vivir. Ya que tenemos espectacular esperanza tan dura como una roca: “Así que, hermanos míos amados, estén firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que este trabajo en el Señor no es en vano.”

Creciendo en la obra del Señor, significa: Hagan muchas, muchísimas obras para el Señor. Eso es lo que significa Romanos 12:11: “No sean perezosos en el celo” Así, cuando usted junta las dos primeras parte del versículo 11, dicen algo como: hagan muchas obras para Cristo apasionadamente. Trabajen para Cristo apasionadamente. Sientan mucho al trabajar sean tan pragmáticos como un hombre de negocio-- y tan apasionados como un poeta- o un amante. No digan: Yo soy práctico, no apasionado. Tengan la intención de ser más apasionado. No digan, yo soy apasionado. Tengan la intención de ser más apasionado. No digan, yo soy apasionado, no práctico. Tengan la intención de ser más prácticos.

Cuando Jonathan Edwards era todavía un hombre joven, escribió setenta resoluciones. Creó que la sexta resolución captura el significado de las palabras de Pablo, “Edwards escribió “He resuelto: Vivir con todas mis fuerzas mientras viva.”

Jesús pronuncia terribles palabras de advertencia, para aquellos que se instalan con un cariño tibio hacia él. Revelaciones 3:15-1, “Yo conozco tus obras: No eres ni frío ni caliente ¡Ojalá fuese o frió o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frió ni caliente, te vomitaré de mí boca.”
El gran mandamiento es “Amaras al Señor tu Dios con todo tú corazón y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tú mente” (Lucas 10:27) Y Dios promete ser hallado por nosotros cuando lo vea con total seriedad, en vez de con media seriedad, Jeremías 29:13-14, “Me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón, y seré hallado por vosotros dice el Señor” (Jeremías 29:13-14). Una y otra vez la Biblia dice: La intensidad importa, el celo importa. La incondicionalidad importa. No té conformes con nada menos. Existimos para difundir una pasión por la supremacía de Dios. Usted no puede difundir lo que no tiene pídaselo a Dios orando constantemente y devuelva la palabra de Dios para encontrar maravillas que lo hagan hervir por Cristo. Esa es la parte referente a “intensidad” en el versículo 11.

2. El Foco: Servir al Señor.

Ahora para la parte que corresponde al foco o enfoque del texto.
Dice que el versículo 11 le da intensidad y foco al llamado por la esperanza, y el gozo, y la resistencia y el amor; que hace el versículo 12. La intensidad está dada en “No sean perezosos en el celo, sean fervientes en espíritu.” Vivan con todas vuestras fuerzas mientras vivas. La parte del foco. Servir a Cristo para esto es la pasión.

Pablo no está diciendo que hay una personalidad general de rasgos de pasión que tiene su valor en sí misma. Él está diciendo: Cuando la pasión viene para servir a Cristo; el desgano, la tibieza, la vagancia, la inactividad, la pereza es completamente inapropiado. Ser salvado por Jesús Cristo, es la cosa más grandiosa del mundo. Esto significa tener vida eterna. Usted no puede morir. Usted vivirá para siempre con desbordante gozo. Nada lo puede separar de Cristo. Todo funciona para vuestro bien. Todos vuestros problemas y glorias producen un eterno peso en gloria. No estar apasionado por esto, es señal de sería ceguera y de incapacidad emocional.

Servir a Cristo, es el más alto privilegio en el universo para los seres humanos: Así que reflexionemos sobre lo que esto significa: Haremos esto mediante una comparación entre servir a Cristo, y servir a otras tres cosas. Al comparar el servir a Jesús, con el servir a estas tres cosas, veremos lo que significa servir a Cristo y porque es el privilegio más grande del mundo.

2.1 Sirvan a Jesús No al Vientre
Primero, Pablo dice, sirvan a Jesús, no al vientre, Romanos 16:17-18, “Más os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido; y que os apartéis de ellos: 18 porque tales personas no sirven a nuestro Señor Jesús Cristo, sino a los apetitos de ellos mismos. “Literalmente” sirven a sus propios vientres.
De modo que servir a Cristo contrasta con servir a vuestro vientre, lo cual está a un palmo de servir a vuestros apetitos. Usted sirve a vuestros apetitos, cuando usted los trata como si fueran la fuente de placer más convincente. Si Cristo os llama a auto control, castidad y pureza de mente; y vuestros apetitos os llaman, a la auto- complacencia, y a la libertad sexual, y a los pensamientos impuros; y usted sigue a vuestros apetitos en lugar de seguir a Cristo, usted esta sirviendo a los apetitos y no a Cristo. Usted esta diciendo que ellos son una oferta de placer, más convincentes. El servir a Cristo no se puede medir con lo que estos apetitos ofrecen. Decir que ellos son más convincentes es algo muy serio. Este contraste entre servir a nuestros apetitos y servir al Señor, atraer nuestra atención al hecho de que servir a Cristo es mejor que comer, y servir a Cristo es mejor que el sexo(Juegos preliminares, o pornografía o fantasía sexuales o masturbación) y servir a Cristo es mejor que los placeres que brinda el óseo. De modo que si algo podemos decir acerca de servir a Cristo, es que ello significa experimentar su valor, y su belleza, y su camaradería como algo más deseable y convincente que lo que puedan ofrecer los apetitos.

2.2 Sirvan a Jesús, No a la Gente
Segundo, Pablo dice, sirvan a Jesús no a la gente. Ahora bien, por supuesto, en un sentido debemos servir a la gente Gálatas 5:13 dice “No uséis vuestra libertad como ocasión para la carne, sino servios por amor los unos a los otros” Estamos para servirnos los unos a los otros, en el sentido de hacernos bien los unos a los otros, y conocer nuestras necesidades, los unos a los otros.

Pero existe una manera completamente errónea, en la que a veces servimos a la gente, y Pablo dice, que el modo de no hacerla es servir a Cristo en lugar de a la gente. Por ejemplo, en Efesios 6:6-7. Pablo le dice a los siervos que trabajen “No sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios; sirviendo de buena voluntad como al Señor y no a los hombres.” La manera incorrecta de servir al hombre es ser esclavo de su aprobación. Esto es una gran maldad y una gran servidumbre para muchas personas. Muchos son esclavos de la opinión de otros. Muchos viven vigilando lo que otros piensen de ellos. Su alegría aumenta y disminuye, con lo que otros piensan y dicen. Pero esta clase de servicio pertenece- en última instancia- a una persona: Jesús Cristo. Finalmente un único público importa.
Entonces, en este sentido servir a Jesús es una gran libertad. Estamos librados de las opiniones inconstantes de los hombres. Nosotros cuidamos de una sola cosa: ¿Aprobará Jesús Cristo, el Señor del cielo y la tierra, las cosas que estoy diciendo y haciendo?

Así que este contraste entre servir al hombre y servir al Señor, atrae nuestra atención al hecho de que servir a Cristo es mejor que contar con el aprobación de los hombres. Agradar a Cristo es infinitamente más importante que agradar a la gente. De hecho, servir a Cristo puede definirse como: Ver la aprobación de Cristo como algo más valioso que la aprobación de los hombres y el actuar según esa convicción.

2.3 Sirvan a Jesús, No a la Ley
Tercero, Pablo dice, sirvan a Jesús no a la ley. Romanos 7:6, “Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra.” Pablo contrasta servir bajo el régimen viejo de la letra con servir bajo el código nuevo del espíritu. Una vez nos enfocábamos en los requerimientos de la ley para la justificación y nuestro servicio era aburrido. Ninguno es justificado por las obras de la ley (Romanos 3:20). Pero ahora que Cristo ha llegado, hemos muerto a este enfoque en la ley y sus demandas, y nos enfocamos en Cristo y su espíritu de la vida (Romanos 7:4).

Lo que esto significa es que servir a Cristo no es principalmente seguir una nueva ley. Más bien, ahora una persona, “Jesucristo”, permanece donde una vez permanecía la ley y esa persona divina está primero y es principalmente un cumplidor de la ley no un demandante de la ley. Y en esa manera él es completamente diferente a Moisés “Así conviene para nosotros” dijo Jesús, “Que cumplamos toda justicia” (Mateo 3:15) Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho maldición por nosotros. (Gálatas 3:13). Él cumple la ley perfectamente. Por tanto servir a este Cristo es radicalmente diferente a servir la ley. Servir a una demanda y servir a una persona divina que conoce la demanda aun antes de que esta se haga, es radicalmente diferente.

Así que servir a Cristo, no a la ley, significa: Creer quién es él, el Mesías el Hijo de Dios; y creer en lo que él ha hecho, proveernos un perfecto perdón y una perfecta justicia; y después, buscar con todas nuestras fuerzas convertirnos en la práctica, en lo que somos en él. Este servicio encierra una gran libertad. Esta esclavitud en Jesucristo, nuestra justicia, es libertad y gozo.
Entonces hemos visto que servir al Señor significa 1) Ver al Señor como algo mucho más valioso, que lo que ofrecen los apetitos. Y servir al Señor significa. 2) Ver la aprobación del Señor como algo más valioso, que la aprobación de los hombres y actuar según ella; y servir al Señor significa. 3) Creer que él ha muerto por nosotros y ha cumplido la ley por nosotros, de modo que todo nuestro servicio atrás, está recibiendo ahora como un regalo, lo que él al menos, tres veces, Pablo nos muestra como trabajar con celo, intensidad y pasión en el servicio de Jesús Cristo, pero en todo nuestro trabajo- todo nuestro servicio- es eso realmente lo que Cristo nos está dando, lo que él compró, y es él “Cristo” el que nos está sirviendo a nosotros. Por ejemplo, Romanos 15:18, “Porque no osaría hablar sino de lo que Cristo ha hecho por medio de mí para la obediencia de los gentiles,- con la palabra y con las obras. “Pablo ha servido efectivamente. Él ha servido con toda su fuerza y ha sufrido grandemente. Sin embargo el dice, Cristo ha logrado todo, obrando a través de mí. Mí servicio ha sido recibir a Cristo sirviéndome a mi. Mi vida es un constante confiar, depender, y recibir.

Él lo vuelve a decir en Colosenses 1:28-29. “(Cristo)” a quién anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría. A fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre 29 para lo cual también trabajo, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí.” Pablo sirve. Pablo se esfuerza. Pablo forcejea y lucha. Pero en lo profundo, debajo de todo su servir, y todo su esfuerzo, todo su forcejeo y lucha, están los regalos de aquel a quién Pablo sirve. Servir a Cristo es un continúo confiar, depender y recibir.

Y finalmente, Pablo lo dice de nuevo en Corintios 15:10, “ Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo”. Pablo trabaja duro, el no es perezoso. Pero toda su obra y todo su servicio es el resultado de Cristo sirviéndole a él.
Al comienzo dije que servir a Cristo es el privilegio más grande del mundo. Ahora está más claro el porque esto es verdad. Esto es verdad porque la persona más grandiosa del universo, no-solo nos ha llamado a su servicio, sino que se ha vuelto nuestro sirviente, de modo que nuestro servicio sea: Confiar, depender y recibir.

Y la razón por la que él ha hecho esto, es que quién da es quién recibe la gloria. Si nosotros le sirviéramos a Cristo porque él necesitará algo de nosotros, nosotros recibiríamos la gloria. Pero si como dice 1 Pedro 4:11, nosotros le servimos, “conforme al poder que Dios da”. Entonces él recibe la gloria. En nuestro servir a Cristo, nosotros obtenemos la ayuda, él obtiene la gloria.

Esta es la más grandiosa forma de vida. Por lo tanto, no sea perezoso con respecto al celo, sino hierva en espíritu cuando usted sirva al Señor.


bendiciones
MINISTERIO MIRI
México City

martes, 16 de febrero de 2010

El Buen Pastor alimenta Sus ovejas

Introducción


El décimo capítulo del evangelio de Juan es, de hecho, un bello capítulo. Es tan emocionante leerlo porque contiene tantas cosas concernientes a nuestro Señor y Su ministerio aquí en la tierra. Es un capítulo lleno de palabras proféticas por los sermones que se encuentran ahí, las enseñanzas de Jesús basadas en el capítulo 34 del libro de Ezequiel donde Dios menosprecia a los pastores de Israel y los dispersa. El juicio de Dios era contra esos líderes religiosos de Israel quienes habían fallado en sus deberes.
Una promesa salió de ese capítulo, de un pastor y un redil que eventualmente vendría.
Escritura: Juan 10:22-33
Celebrábase en Jerusalén la fiesta de la dedicación. Era invierno, y Jesús andaba en el templo por el pórtico de Salomón. Y le rodearon los judíos y le dijeron: ¿Hasta cuándo nos turbarás el alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente. Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí; pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho. Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayo que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. Yo y el Padre uno somos. Entonces los judíos volvieron a tomar piedras para apedrearle. Jesús les respondió: Muchas buenas obras os he mostrado de mi Padre; ¿por cuál de ellas me apedreáis? Le respondieron los judíos, diciendo: Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; porque tú siendo hombre, te haces Dios.


A. Trasfondo

1. El hombre que nació ciego
En la última conferencia hablamos sobre un hombre que había nacido ciego, que fue sanado, que
pasó por el duro suplicio de ser cuestionado, fue puesto bajo interrogatorio severo por sus vecinos, por sus amigos y luego por los líderes religiosos, obteniendo como resultado que lo echaran de la sinagoga. Lo repudiaron completamente. Ellos también repudiaron y rechazaron la maravillosa obra que Jesús había hecho en la vida de ese hombre.
Así es que es muy apropiado que la historia siguiente viene con la historia y las palabras de Jesús en esta porción del evangelio de Juan donde Él dice, “Yo soy la puerta al redil”.

2. La Fiesta de la Dedicación
Como ya hemos mencionado, detrás de cada capítulo en este evangelio glorioso y de cada gran evento que en él se da, sobresalen los días de la fiesta y los días sagrados de los judíos. Detrás de este capítulo en particular, vemos la Fiesta de la Dedicación, en cuya ocasión los judíos estarían reuniéndose en el templo. Ellos estarían adorando a Dios, agradeciendo a Dios por todo lo que el templo significaba para ellos. En primer lugar, ellos estarían celebrando esa ocasión del año en que ellos dedicaban el templo.

3. Jesús es la Puerta
En medio de esto Jesús aparece, por así decirlo, de pie junto a las puertas del templo de donde
ellos habían expulsado a un hombre y habían dicho, “no te queremos y no te tendremos”. Es
correcto pensar que es en este contexto que Jesús viene, se detiene junto al gran templo diciendo,
“Aunque hayan echado fuera a alguien y aunque ustedes celebren ese santo día de la dedicación
del templo, aún así, Yo soy la puerta al redil”.
Me agrada saber que aunque el mundo nos haya echado a un lado, incluso cuando la religión organizada nos haya echado a un lado, Jesucristo, no obstante, se mantiene como la puerta al redil, al eterno redil de Dios. Por medio de Él es que cualquier hombre y todo hombre debe entrar para llegar a Dios y obtener vida eterna. No importa cuántas puertas religiosas pueden rode ar este mundo, no importa qué tipo de puertas se nos cierren, con todo la puerta a la vida eterna y la puerta a toda la belleza de Dios se abre para nosotros a través de Jesucristo.

4. Los judíos y sus prosélitos
Aquí, en Sus palabras que forman el tercer “Yo soy”, Jesús dice, “Yo soy la puerta”. Una vez Jesús habló con los judíos y les dijo, “. . .recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y una vez
hecho, le hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros”.
Los judíos eran conocidos por todo lo que hacían para conseguir miembros al judaísmo y por todas las leyes a las que uno debía subscribirse. Ellos eran conocidos por todos sus requisitos y todas las cosas que impusieron como requisitos para entrar en la sinagoga y entrar en la adoración judía, las leyes dietéticas, el guardar el sábado y la circuncisión. Había todo tipo de regulaciones en las que ellos confiaron y edificaron por centenares.

5. Jesús el único camino al redil
Él se mantuvo firme frente a todo y dijo, “ustedes pueden hacer lo que quieran para atraer personas a Dios, pero todas sus leyes y regulaciones no llevan a los hombres a una comunión con
Dios porque Yo soy la puerta. Si un hombre va a entrar al redil, él debe venir a Mí y a través de Mí porque Yo soy la puerta y no hay ninguna otra forma de salvación o de obtener vida eterna”.
Esto nos permite saber que en este capítulo Jesús usa lenguaje un tanto fuerte y para ese instante, ese momento de conflicto o ese período, la verdadera contienda está llevándose a cabo y llegando a un clímax, alcanzando el más alto desacuerdo entre Jesús, Sus enseñanzas y los líderes religiosos de esa época. Si por un momento usted piensa que los líderes religiosos o el mundo vieron a Jesús con cierta amabilidad, muy pronto usted se dará cuenta que este conflicto
llega a ser tan severo que ellos estaban listos para apedrearlo a muerte y listos para aprisionar Su vida.

6. Todos los demás son ladrones y salteadores “asalariados”
Jesús les dijo, “Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y salte adores…” con esto Él empieza a describirlos en términos que quizás nosotros nunca hayamos usado. Él describe los métodos, medios y los tipos de personas que habían llevado la religión de Israel hasta donde estaba. Él dijo que ellos eran ladrones y salteadores, que ellos estaban motivados por su deseo de “hurtar y matar y destruir”. También les dijo que ellos eran los asalariados y que los asalariados huyen cuando el peligro llega, y, cuando el problema llega el asalariado huye porque es un asalariado. Es por eso que huye.
Cuando la presión llega, cuando surge el problema, cuando el rebaño es atacado, cuando una verdadera necesidad de que el pastor se enfrente a los lobos y al enemigo, cuando existe un problema real es cuando los asalariados huyen porque son asalariados y están ahí simplemente para ver qué es lo que pueden sacar.


B. El trasfondo del Antiguo Testamento
1. El Buen Pastor en Ezequiel (Capítulo 34)
Juan está hablando sobre este texto de Ezequiel dónde el profeta sale intempestivamente del siste ma sacerdotal de esa época. Ezequiel dice, “¡Ay de los pastores de Israel, que se apacientan a sí mismos!” “. . . y no apacentaron mis ovejas”. “Y tú … en toda la faz de la tierra fueron esparcidas mis ovejas”. “No fortalecisteis las débiles, …ni volvisteis al redil la descarriada, ni buscasteis la perdida”.


escrito por MIRI
Misión Restauración Int
México

viernes, 12 de febrero de 2010

Los Secretos del Maestro: Oracion

Lucas 11.1–13 y 18.1–5. La oración es indispensable en la vida espiritual, y todos aquellos que de corazón procuran orar, pronto sienten la necesidad de ser enseñados acerca de su práctica. Por eso hubiera sido sorprendente que la oración no ocupara un lugar destacado entre los múltiples temas que Jesús enseñó a sus discípulos. ¿Qué otro tema cautivaría los pensamientos de un Maestro que, por excelencia, era hombre de oración, y que en ocasiones pasó noches enteras en oración en comunión con su Padre celestial? (Mt 14.23; Lc 6.12; Mr 1.35).
Resultan interesantes las circunstancias en las cuales Jesús dio esta lección, que fue en sí una respuesta a la oración. Un discípulo, muy probablemente uno de los Doce, después de oírlo orar le pidió: «Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos.» De manera incidental, tanto esta petición como la ocasión en que se hizo, nos ofrecen dos enseñanzas: De la ocasión entendemos que Jesús, además de orar mucho él solo y mantener una comunión personal y privada con su Padre, también oraba con sus discípulos, practicando la oración familiar como lo haría un jefe de hogar. De la petición por su parte, aprendemos que las oraciones públicas de Jesús eran admirables. Al oírlas, los discípulos se daban cuenta de su propia incapacidad, y a su término, instintivamente estaban dispuestos a pedir: «Señor, enséñanos a orar», como si ya sintieran vergüenza de orar con sus propias palabras débiles, vagas y entrecortadas.
Para todos
Estamos frente a una lección para cristianos en la etapa elemental de la vida divina, que se sienten incapaces de orar por carecer de claridad de pensamiento, de palabras apropiadas y sobre todo, de la fe que sabe esperar expectante. Esta enseñanza satisface tales necesidades sugiriendo temas y formas de lenguaje, y proveyendo argumentos convincentes a su débil fe. Ese era el estado de los Doce durante todo el tiempo que estuvieron con Jesús, hasta que él ascendió al cielo y descendió poder sobre ellos. Entonces les dio una lengua liberada y un corazón más amplio.
Los hombres que estaban destinados a ser apóstoles debían, como discípulos, experimentar más que la mayoría esa condición caótica de enmudecimiento, y de la fastidiosa pero saludable tarea de esperar en Dios. Deseaban de todo corazón recibir la luz, la verdad y la gracia que por mucho tiempo habían esperado.
Fue bueno para la Iglesia que sus primeros ministros necesitaran esta lección sobre la oración, porque hay un momento en la mayoría de quienes se consagran espiritualmente —quizá para todos— cuando esta enseñanza resulta muy oportuna. En la primavera de la vida espiritual, cuando florece la piedad, es posible que los cristianos oren con fluidez y fervor, sin avergonzarse por carecer de palabras, pensamientos o ciertos sentimientos. Sin embargo, esa feliz etapa pronto pasa, y es seguida por otra en la que la oración, a menudo, se convierte en una lucha impotente, en un gemido inarticulado, en una silenciosa espera ante Dios. Incluso se padecen dudas acerca de si Dios en verdad oye la oración o si es una actividad ociosa e inútil.
Este sentimiento no debe resultar extraño porque siempre resulta difícil soportar una demora, especialmente cuando se trata de bendiciones espirituales, objeto principal del deseo del cristiano, y Cristo así lo entiende. Los creyentes no deben sentirse frustrados por la demora, ni siquiera por la negación de meros bienes temporales, pues en ocasiones es preferible no recibirlos, o que su obtención no sea demasiado fácil e inmediata.
No obstante, la frustración más grande es desear con todo nuestro corazón el Espíritu Santo y no recibir —en apariencia— esa invalorable bendición; pedir luz y por el contrario, recibir una oscuridad más profunda; pedir fe y ser atormentados con dudas que socavan los cimientos de nuestras más preciadas convicciones; pedir santidad y encontrar que del mismo corazón surge la tentación hacia lo corrupto. Pero como todo cristiano experimentado sabe, todo lo anterior es parte de la disciplina que deben recibir quienes están en la escuela de Cristo antes de que vean cumplido el deseo de su corazón.
El Padre Nuestro
La enseñanza de Cristo sobre la oración, en respuesta al pedido del discípulo, consiste de dos partes. Primero se presenta una «formula» de oración y luego un argumento para sustentar la necesidad de perseverar en oración.
La oración comúnmente llamada el Padre Nuestro aparece en el Sermón del Monte como ejemplo de la forma correcta de orar, y se da como una lista de temas generales que comprenden todas las peticiones específicas. Podemos denominarlo el A-B-C de la oración. Abarca los elementos de todo deseo espiritual, resumidos en unas pocas oraciones selectas, para beneficio de aquellos que no puedan expresar sus crecientes deseos con lenguaje fluido. Consta en total de seis peticiones: las primeras tres, como era apropiado, se refieren a la gloria de Dios y las tres restantes, al bien del hombre.
No podemos saber hasta qué punto los discípulos utilizaron esta bella oración, sencilla pero profundamente significativa. Sin embargo, no existe razón para pensar que el Padre Nuestro, aunque de valor permanente como parte de la enseñanza de Cristo, fuera enseñado como un método preciso y obligatorio para dirigirse al Padre celestial. Más bien, era una ayuda para los discípulos sin experiencia, no una regla impuesta a los apóstoles. Aun después de haber logrado la madurez espiritual, los Doce podían usar esta forma si lo deseaban, y posiblemente lo hicieron ocasionalmente, pero Jesús esperaba que cuando llegaran a ser maestros en la Iglesia, dejarían de usarla como ayuda devocional. Entonces, llenos del Espíritu, con mayor amplitud de corazón y maduros en su entendimiento espiritual, serían capaces de orar como lo hacía su Señor cuando estaba con ellos.
Se desprende de estas instrucciones sobre la oración que Jesús no le daba mucha importancia al formato que proveyó. Es más, pareciera que lo considera un simple remedio temporal para un mal menor —la falta de expresión—, el cual desaparecería cuando el problema más grande —la falta de fe— fuera solucionado. Esto es claro porque la mayor parte de la lección tiene como objetivo ser un antídoto contra la incredulidad.
La importunidad
La segunda parte de esta lección tiene por objeto transmitir la misma enseñanza que la introducción de la parábola del juez injusto: la necesidad de «orar siempre y no desmayar». La supuesta causa de desfallecer en la oración también es la misma, es decir, la demora por parte de Dios en responder a nuestras oraciones.
Ambas parábolas de Jesús procuran señalar el poder de la importunidad en las circunstancias más adversas, para inculcar la perseverancia en la oración. Los dos personajes a los que se apela son malos: uno es mezquino y el otro, injusto, y de ninguno de ellos se ha de ganar algo, excepto al apelar a su egoísmo. El propósito de la parábola, en ambos casos, es que la importunidad tiene tal poder de irritación que logra su objetivo.
Partiendo de la premisa de que la demora produce desánimo y de que el objetivo del deseo es el Espíritu Santo, la situación espiritual que se contempla en el argumento queda definida en forma fehaciente. Por tanto, el objetivo del Maestro es socorrer y alentar a aquellos quienes sienten que la obra de la gracia en ellos es lenta, que se preguntan por qué es así y se lamentan por ello. Entendemos que en ese estado estaban los Doce cuando recibieron esta lección.
En este caso, el argumento empleado por Jesús para inspirar esperanza y confianza en sus desalentados discípulos en cuanto al cumplimiento final de sus deseos, se caracteriza por ser audaz, cordial, sabio y con fuerza lógica.
La audacia se evidencia en la elección de las ilustraciones. Jesús tenía tal confianza en la bondad de su causa, que trata el caso de la manera menos ventajosa para él, seleccionando para sus ilustraciones a personas que no eran buenos ejemplos de virtud. Alguien que responde al pedido de un vecino con esta respuesta: «No me molestes; la puerta ya está cerrada y mis niños están conmigo en cama; no puedo levantarme para darte algo», provocaría el desprecio de sus conocidos. Sin duda, se convertiría en un sinónimo de todo lo que es mezquino y desalmado.
La misma disposición de tomar un caso extremo se observa en el segundo argumento, extraído de la conducta de padres hacia sus hijos. «¿Qué hombre de vosotros...?» —con estas palabras comienza Jesús su enseñanza. No le importa cuál padre elegirán; es más, está dispuesto a tomar como ejemplo al que ellos quisieran, tanto al peor de todos como al mejor, porque el argumento no depende de la bondad del padre, sino de su carencia de ella. Su propósito es demostrar que solamente un padre excepcionalmente malo haría algo tan indigno y tan repugnante a todos.
De modo que podemos observar cómo Jesús conoce los pensamientos duros que tienen de Dios aquellos cuyos deseos él no ha cumplido y dudan de su bondad o consideran que es indiferente, desamorado e injusto. Por medio de los casos que presenta, él demuestra cuán íntimamente conoce los pensamientos secretos de las personas. El mal trato del amigo, el padre anormal y el juez injusto no ilustran lo que Dios es, o cómo él quiere que lo consideremos, sino el concepto que a veces tienen de él incluso hasta los mismos creyentes.
Jesús no solo conoce a estas personas, sino que también las entiende y las trata como individuos débiles que necesitan comprensión, consejo y ayuda. Al satisfacer estas necesidades, él baja al nivel de lo que ellos sienten y trata de mostrar que, aunque las cosas fueran como parecen, no hay motivo para desesperar.
Además, al partir del concepto que tienen de Dios también argumenta que deben seguir teniendo esperanza en él. En efecto, afirma: «Suponiendo que Dios es como lo imaginan, indiferente y desamorado, igual sigan orando y observen, en el ejemplo que les doy, el efecto que la perseverancia puede tener. Pidan como pidió el hombre que quería panes y también recibirán de aquel que ahora parece no oír sus peticiones. Reconozco que las apariencias pueden ser muy desfavorables, pero no más en el caso de ustedes que en el ejemplo de la parábola. Sin embargo, pueden observar lo que logró por no desanimarse tan fácilmente.»
La sabiduría del Maestro
Al tratar con las dudas de sus discípulos Jesús demuestra su sabiduría y evita elaboradas explicaciones por la demora en recibir respuesta a la oración. Escoge además ciertos argumentos adaptados a la capacidad de quienes eran débiles en la fe y en el entendimiento espiritual. No intenta mostrar por qué la santificación es un proceso lento y tedioso, no un acto momentáneo, ni tampoco pretende señalar por qué recibimos al Espíritu en forma gradual y limitada, en lugar de una sola vez y sin medida. Sencillamente insta a su audiencia a buscar al Espíritu Santo con perseverancia, asegurándole que, a pesar de la demora que los pone a prueba, al final sus deseos serán satisfechos.
El Maestro siguió este método no por necesidad, sino por elección. El hecho de que no intentara justificar las demoras divinas para la providencia y la gracia no significa que le era imposible explicarlo. Había muchas enseñanzas que Cristo pudo haberles dado a sus discípulos en ese momento si las hubieran podido comprender. Más tarde, después que el Espíritu de verdad vino sobre ellos, los guió a toda verdad y les hizo conocer el secreto del camino de Dios. Incluso, ellos mismos expresaron algunas de ellas.
En aquel momento, aunque hubieran sido justas y apropiadas, las explicaciones se habrían desperdiciado dado el estado espiritual de los discípulos. Los niños no entienden el proceso de crecimiento, sea en naturaleza o en gracia. Ellos desean que una bellota de inmediato se convierta en un roble y que de la flor aparezca inmediatamente después el fruto maduro. Por eso es inútil hablar de los beneficios de la paciencia a los faltos de experiencia, porque el valor moral de la prueba de disciplina no se puede apreciar hasta que esta haya pasado. Por lo tanto, Jesús se abstuvo por completo de hacer reflexiones de ese tipo, y adoptó un estilo de razonamiento simple y popular que incluso un niño podía entender.
Si bien es muy sencillo el razonamiento de Jesús también es contundente y concluyente. El primer argumento, contenido en la parábola del amigo mezquino, es el más adecuado para inspirar esperanza en Dios. En efecto, lo que está diciendo es: «El hombre que quería los panes siguió llamando con más y más fuerza, con una importunidad de la que no se avergonzaba, e insistió hasta lograr su objetivo; el amigo egoísta finalmente se levantó y proveyó lo solicitado solo para su propia comodidad, pues era imposible dormir con semejante disturbio. Del mismo modo sigan ustedes llamando a las puertas del cielo y obtendrán sus deseos aunque solo sea para que no molesten más. Vean en esta parábola el poder que tiene la importunidad, aun en la hora menos propicia (la medianoche) y con la persona menos prometedora, que prefiere su propia comodidad al bien de un amigo. Por tanto, pidan con persistencia y les será dado; busquen, y hallarán; llamen, y se les abrirá.»
De alguna manera, este argumento tan patético parece débil. En la parábola, quien pide tenía el poder de molestar al vecino egoísta y no dejarlo dormir. En la vida cotidiana, el discípulo que está siendo probado y requiere consuelo de Jesús podría responder: «¿cómo puedo yo molestar a Dios, que mora en las alturas, en dicha imperturbable, fuera de mi alcance?» Es muy factible que del sutil espíritu de desaliento surja esta objeción, la cual no es frívola, pero en realidad no existe analogía en este punto. Podemos fastidiar a alguna persona, como al amigo mezquino que estaba descansando o al juez injusto, pero es imposible irritar a Dios. La parábola no sugiere la verdadera explicación de la demora divina o del éxito final de la importunidad. Solo demuestra, por medio de una situación doméstica, que sea cual fuere la causa de la demora, la aparente negación no es la respuesta final y por lo tanto, no constituye una buena razón para dejar de pedir.
¿Qué camino debe seguirse entonces? Debemos recurrir a la fuerte aseveración de Jesús al finalizar la parábola: «Y yo os digo: pedid y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.» Aun aquellos que dudan que la oración sea razonable debido a la constancia de las leyes de la naturaleza y a la inmutabilidad de los propósitos divinos, pueden confiar en la afirmación de Cristo de que la oración no es en vano, tanto por el pan de cada día como por asuntos más elevados. Es posible que tales personas desprecien la parábola por parecerles infantil, o digan que aplica crudos sentimientos humanos a la divinidad, pero no pueden, de ninguna manera, despreciar las declaraciones deliberadas de aquel a quien ellos consideran el más sabio y mejor de los hombres.
La bondad de Dios
El segundo argumento empleado por Jesús para instar a la perseverancia en la oración es la apelación a un absurdo. Quien piense que Dios se niega a escuchar las oraciones de sus hijos, o, peor aun, que se burlaría de ellos dándoles algo superficialmente parecido a lo que le han pedido, o les causaría una amarga decepción cuando descubrieran el engaño, está infiriendo que él es tan malo como el más depravado de los hombres.
La fuerza de este argumento es que el hombre promedio no es diabólico, y solo un espíritu diabólico de maldad podría inducir a un padre a burlarse del sufrimiento de un niño o a darle, en forma deliberada, substancias llenas de daño mortal. Si los padres terrenales, aunque malos en muchos aspectos, dan a sus hijos solo buenas dádivas (a su criterio) y se muestran horrorizados ante cualquier otro trato, ¿es posible pensar que el Ser Divino, la Providencia, actuaría de una forma solo adjudicable a los demonios?
Por el contrario, lo que es apenas posible en el hombre, en Dios no es ni remotamente viable. Con toda seguridad él solo dará dádivas buenas a sus hijos cuando se lo pidan y hasta dará su mejor regalo, aquel que sus verdaderos hijos desean por sobre todas las cosas: el Espíritu Santo, el que ilumina y santifica. Por tanto, otra vez les digo: «Pidan, y se les dará; busquen, y hallarán; llamen, y se les abrirá.»
Sin embargo, el hecho de que Cristo presente casos como el de una piedra entregada en vez de pan, una serpiente en lugar de un pez o un escorpión por un huevo, implica que, algunas veces, pareciera que Dios tratara así a sus hijos. De hecho, así pensaron los Doce en cuanto a uno de los temas que les interesaba, la restauración del reino de Israel. Su experiencia ilustra esta verdad: cuando Aquel que escucha la oración parece tratar a sus siervos en forma anormal, es porque ellos no han entendido la naturaleza del bien ni saben lo que están pidiendo. Pidieron una piedra pensando que era pan y en consecuencia, el verdadero pan les parece una piedra. Pidieron una sombra pensando que era una sustancia y como resultado, la sustancia parece una sombra. El reino por el que los Doce oraban era una sombra, de modo que cuando Jesús fue ejecutado quedaron decepcionados y desesperados: el huevo de la esperanza que su preciada imaginación había estado incubando dio a luz al escorpión de la cruz, e imaginaron que Dios se había burlado de ellos y los había engañado.
Sin embargo, pudieron ver luego que Dios era fiel y bueno, que se habían engañado a sí mismos y que todo lo que Cristo les había dicho se había cumplido. Todos los que esperan en Dios al final hacen un descubrimiento similar y juntos testifican: «Bueno es Jehová a los que en él esperan, al alma que le busca» (Lm 3.25).
MISIÓN RESTAURACION INTERNACIONAL
MEXICO

miércoles, 10 de febrero de 2010

En este nuevo año: Cambios Que Transforman

Este es el año en que veremos el cumplimiento de muchas profecías que Dios nos ha dado y que de acuerdo a Sus propósitos en gloria, se cumplirán en el mejor momento de nuestra vida. En la Biblia vemos a José, hijo de Jacob, que padeció por mucho tiempo antes del cumplimiento de las promesas de Dios para su vida:
Estuvo preso durante 13 años, es tentado por la esposa de Potifar, es vendido por sus hermanos a unos mercaderes para que después los mercaderes lo vendieran en Egipto como un desconocido, previo a ser vendido, sus hermanos lo desnudan para meterlo en una cisterna; en fin, José padeció muchas situaciones antes de ir a la cárcel donde se le pudieron haber olvidado los sueños que había tenido de parte de Dios; pero después de 13 años, Dios lo levanta. Los 13 años de humillación solo le habían pulido el alma a José pero no le habían dañado su autoestima; y después cuando se encuentra con sus hermanos, les dice que vayan con su padre, para que vea lo que Dios había hecho por él, porque Dios lo había puesto por padre de Faraón.

Ahora pues, no fuisteis vosotros los que me enviasteis aquí, sino Dios; y El me ha puesto por padre de Faraón y señor de toda su casa y gobernador sobre toda la tierra de Egipto.
(Gén 45:8 LBLA)

Por eso es que no debemos dejar que las promesas que Dios nos dio, se apaguen por las muchas tormentas que se puedan levantar en nuestra vida; no debemos dejar que las promesas que Dios nos ha dado en sueños, se desvanezcan, ni el testimonio interno que Dios puso en nuestro corazón. Aunque es necesario que sintamos la vara y el cayado de Dios junto a nosotros para que nos de aliento y saber que esos sueños tendrán su realización, así como tampoco nos debe importa si estamos en el horno de fuego 7 veces calentado, si el cuarto varón, que vieron los 3 jóvenes hebreos, amigos de Daniel; lo vemos nosotros también junto a nosotros para rescatarnos. Es necesario que reafirmemos nuestros pies sobre la roca eterna que es nuestro Señor Jesucristo y si en algún momento tenemos cargas que nos hacen creer que no podemos seguir adelante, es porque la carga la ha impuesto el mundo y lo que debemos hacer es tomar el yugo de Cristo porque El dijo que Su carga y Su yugo eran fácil y si El lo dijo es porque así es.

Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y HALLAREIS DESCANSO PARA VUESTRAS ALMAS. Porque mi yugo es fácil y mi carga ligera.
(Mat 11:29-30 LBLA)

De cualquier forma debemos saber que el tiempo que vivimos es final y el camino del anticristo está siendo allanado por sus servidores. Recientemente se ha nombrado a un mandatario de las potencias del mundo, con el premio nobel de la paz; interesantemente, sin que este personaje haya hecho algo para merecerlo, ahora tiene una credencial que de alguna manera podemos decir que le puede abrir el paso, a que las naciones del mundo le cedan autoridad para promover la paz mundial, lo que viene a constituir a este personaje en un anti Juan El Bautista; juntamente con un grupo muy selecto de personajes con mucho poder en los gobiernos del mundo, que se hacen llamar los iluminados y que están manipulando a los jefes de gobierno o presidentes para completar la plataforma del anticristo para que este surja en cualquier momento.

Es por eso que Dios continua levantando a Sus siervos para que sigan con la obra que El les encomendó: preparar a la novia del Señor Jesucristo para que cuando llegue el momento del arrebatamiento, todos podamos salir de la tierra y nadie se quede; pero es necesario que tomemos la decisión de ceñir los lomos de nuestro entendimiento porque el tiempo es final, hoy está más cercano el día de nuestra salida de la tierra, más cercano del día cuando creímos en Cristo y pasamos de las tinieblas a Su luz admirable. Y con todo esto debe haber en nosotros un cambio en todo nuestro ser porque debemos saber que nuestro cuerpo, es una belleza, una maravilla de Dios y que se está desgastando conforme el tiempo va pasando; pero más que eso, debemos recordar que en la tierra solamente estamos de paso; no es nuestra morada eterna, debemos saber que el cuerpo eterno al cual estamos siendo preparados, debe ser más maravilloso que el que actualmente tenemos. Pero también es necesario que evolucionemos y que tengamos cambios para una transformación final, y comprender que si Dios nos está preparando, es porque esa preparación no es un acto de un momento a otro; la transformación que será en un abrir y cerrar de ojos, es la transformación final por parte de Dios; pero ¿para quienes será esa transformación? Para los que estamos permitiendo esa transformación en nuestra vida, una transformación a la imagen de Cristo.

En esta oportunidad, veremos algunos cambios que son necesarios para que la transformación tenga una culminación o pueda ser completa:

CAMBIAR DE OPINION
Del Diccionario Strong palabra No. G3328: Metabállo
El cambio de opinión en nuestra vida no es como muchas personas que cambian de opinión a cada momento; sino que, ese cambio se refiere sobre aquellas personas que cambian de opinión sobre nuestra persona cuando nos escuchan dar un consejo y sobresale la sabiduría de Dios, sobresalen las palabras de Dios para poder guiar a los necesitados, por el poder del Espíritu Santo; y de esa manera, logramos que otros cambien de opinión sobre nosotros.
Y ellos esperaban que comenzara a hincharse, o que súbitamente cayera muerto. Pero después de esperar por largo rato, y de no observar nada anormal en él, cambiaron de parecer y decían que era un dios.
(Hch 28:6 LBLA)

La historia en la Biblia nos enseña que el Apóstol Pablo naufragó y se salvaron de morir ahogados; pero entonces mientras se están secando la ropa, una víbora se le prendió en la mano al Apóstol Pablo y cuando los lugareños vieron que se la pudo sacudir en el fuego, tuvieron que cambiar de opinión acercad de él.

ARREPENTIRSE

Del Diccionario Strong palabra No. G3340: Metanoéo
No pretendemos alcanzar toda la manera de pensar de Dios, porque el pensamiento de Dios es divino; pero lo que si podemos hacer es evolucionar en nuestra forma de pensar, nuestro carácter y de muchas otras cosas que debemos cambiar y dentro de ellas está nuestra forma de pensar aun en lo económico, en la forma de dar porque a veces creemos que la mejor forma de administrar nuestras finanzas es dejando de dar, cuando lo mejor que podemos hacer es cuidarnos de no levantar un altar al dinero en nuestro corazón, un altar al dios Mamon porque de ser así, en lugar de expandirnos, nos estaremos contrayendo.
Por tanto, arrepentíos y convertíos, para que vuestros pecados sean borrados, a fin de que tiempos de refrigerio vengan de la presencia del Señor, y El envíe a Jesús, el Cristo designado de antemano para vosotros…
(Hch 3:19-20 LBLA)

Necesitamos cambiar de opinión sobre las situaciones que nos rodean; ser flexibles porque es un tiempo de cambios el que vivimos y Dios está obrando en formas que a veces, no son convincentes a nuestra forma de pensar y si no las aceptamos, podemos perder la bendición de Dios.

CAMBIO POSICIONAL
Del Diccionario Strong No. 3327 Metabaíno
En verdad, en verdad os digo que viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que oigan vivirán.
(Jua 5:25 LBLA)

Cuando le creemos a Dios, estamos en una posición de vida, porque nos cambiaron de un lugar a otro, nos cambiaron de las tinieblas a la luz. Pero para poder llegar al cambio posicional, es necesario que primero tengamos el cambio en nuestros conceptos porque si no; la idea del cambio posicional, no estará por mucho tiempo en nuestra vida. Es por eso que los animales regresan a su misma manera de vivir porque ellos no pueden tener un cambio de mente, un cambio de opinión sobre lo que ellos hacen; y por consiguiente, no pueden tener un cambio posicional.
Necesitamos saber que este es un tiempo de cambios, un tiempo de evolución y por eso es que la Iglesia de Cristo no puede seguir en carnalidades. Necesitamos tener un cambio interno para tener un cambio posicional en nuestra vida y que sigamos avanzando con nuestra vista y corazón puestos en Cristo Jesús.
Por: Hno Uriel Cervantes S.



MISION RESTAURACION INT MEXICO

lunes, 8 de febrero de 2010

Los diez mandamientos para una vida armoniosa

Anónimo. "Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres". Romanos 12.18. La experiencia nos ha enseñado que un espíritu tolerante y apacible es un elemento esencial para poder vivir pacíficamente con nuestros semejantes.

A continuación transcribimos un decálogo que encontramos en una oficina de correos de San José, Costa Rica. Las ideas vertidas allí nos ayudarán a mantener buenas relaciones con las personas que encontremos en el camino de la
vida.

  1. Controle su lengua. Siempre diga menos de lo que piensa.
    Cultive un tono de voz bajo y agradable. El modo como dice algo es de tanta importancia como lo dice.
  2. Sea cauteloso. Especialmente al hacer promesas. Luego, cumpla su palabra; no importa lo que le cueste.
  3. Bendiga a otros. Nunca deje pasar la oportunidad para decir una palabra amable y alentadora a alguno, o acerca de alguien. Alabe el trabajo bien hecho, no importa quien lo haya realizado. Si la crítica es necesaria, sea constructivo; no lo haga con rencor.
  4. Interésese en los demás. Averigüe sus anhelos, su bienestar personal, sus hogares y familias. Gócese con los que se gozan; con aquellos que lloran procure aliviar su dolor, o al menos acompañarlos. Hágale sentir a la otra persona cuánto vale.
  5. Sea positivo. Procure evitar un espíritu negativo.
    Busque la posibilidad para avanzar y ayudar a otro a hacerlo.
  6. Conserve una mente abierta. Cuando tengo que debatir con otra persona, discuta sin airarse. Una buena señal de las mentes superiores es la de poder estar en desacuerdo con otros, pero a la vez ser amigable.
  7. Permita que sus virtudes hablen por sí mismas. Rehúse hablar de los males ajenos. Evite los chismes. Tenga por regla personal no hablar de otra persona a menos que sea algo bueno o estrictamente necesario.
  8. Tenga cuidado con los sentimientos ajenos. Los chistes y burlas acerca de otros no valen la pena. En muchas ocasiones pueden herir a las personas que menos nos imaginamos.
  9. Sepa en qué basar su autoestima. Nunca preste atención a los comentarios hirientes o críticas dirigidas a usted. Viva de tal modo que la gente no crea lo malo que alguien dice de usted. No dejemos que nuestro espíritu se llene de amargura hacia los demás. Eso sólo producirá mala digestión y afectará nuestros nervios produciendo estrés.
  10. No esté ansioso por recibir recompensas. Cumpla con su trabajo, sea paciente y mantenga siempre una disposición dulce y agradable.
    Olvídese de sí mismo y usted será recompensado, en algún tiempo, en alguna forma, en algún lugar.

¿Recuerda las bendiciones del pasado –cuando alguien fue especialmente amable y de gran ayuda para usted? Rememore sus bendiciones… y se sorprenderá de cuánto ha hecho el Señor por usted.

Saludos

Misión Restauración Int.

Mèxico city

viernes, 5 de febrero de 2010

INTRODUCCIÓN:  TEXTO: Jn. 20:1-31

Al leer el capítulo 20 de Juan vemos cómo Cristo, ya resucitado, se aparece a varias personas para restaurarlas, consolarlas y edificarlas en una nueva fe en el Cristo resucitado.
Cristo antes de resucitar había experimentado primeramente un quebrantamiento total en su alma cuando cedió sus emociones, su intelecto y su voluntad en el huerto de Getsemaní ante Dios, su Padre.

En segundo lugar, fue también quebrantado totalmente en su carne cuando murió traspasado en la cruz del Calvario donde cargó no solamente con el pecado de la humanidad sino también con el castigo y el juicio que demandaba tal pecado.

Podemos afirmar que Cristo murió dos veces; una en el nivel del alma en la que murió así mismo para cumplir la voluntad de Dios y otra en nivel físico del cuerpo en la que murió así mismo por otros para hacer la voluntad del Padre.

Cristo murió primeramente en su hombre interior antes de poder hacerlo en su hombre exterior. Dios siempre desea trabajar primeramente en nuestro corazón y en lo profundo de nuestro ser antes de enviarnos a realizar alguna tarea o cumplir alguno de sus propósitos.

Es de mucha enseñanza ver el proceso que experimentó Cristo; primero fue quebrantado en su alma; en segundo lugar fue quebrantado en su carne; en tercer lugar fue resucitado y vivificado en el poder pleno del Espíritu; y en cuarto lugar fue exaltado hasta lo sumo recibiendo un nombre sobre todo nombre.

Solamente cuando hay un quebrantamiento del alma y de la carne en la vida del creyente; es que el Espíritu Santo puede manifestarse libremente trayendo el poder de la vida y de la resurrección de Cristo sobre nosotros.

Cristo que había resucitado y había atravesado con éxito el proceso del quebrantamiento del alma y de la carne se aparece a sus seguidores para restaurar sus emociones, su intelecto y su voluntad.

1.- TRES ENCUENTROS DE CRISTO RESUCITADO.

A.- Un encuentro con María Magdalena. María simboliza las personas que están rotas emocionalmente y representa a las personas que emocionalmente están quebrantadas porque las cosas no salieron como ellas esperaban.

María estaba desolada porque todas sus expectativas, sus sueños y el mundo que había construido alrededor de la figura de Jesús se habían colapsado con la muerte de Cristo.

María creía que entendía perfectamente lo que estaba ocurriendo, es decir, ella pensaba que Cristo había muerto para siempre, que todo se había acabado y que lo único que conservarían de Jesús serian los recuerdos y una tumba. Debido a esta percepción errónea de la realidad sus emociones y sentimientos la ahogaban en un constante lloro y clamor.

María simboliza a las personas que sus emociones y sentimientos no les dejan ver una luz de esperanza al final de la situación que están atravesando. María no tenía miedo ni de la gente ni del que dirán. Ella simplemente no entendía por qué había ocurrido lo que había ocurrido y sencillamente no lo podía superar.

En el versículo 1 vemos a María llegar la primara al sepulcro aun cuando era de noche. En el v.2 María volvió a los discípulos analizando y concluyendo que si la tumba estaba vacía es porque alguien se había llevado el cuerpo. En el v.10-11 regresó al sepulcro y permaneció hasta lo último. María no podía apartarse de la tumba porque estaba atada emocionalmente a ese lugar.

Así muchos de nosotros estamos atados emocionalmente a experiencias trágicas, de muerte, de dolor, de humillación que no podemos abandonar y que no nos dejan avanzar en las cosas que Dios tiene para nosotros el día de hoy.

Muchos de nosotros no queremos ni siquiera mirar esa tumba de muerte que para nosotros representa un fracaso, una humillación o mucho dolor. Son experiencias que han representado tal colapso en nuestras vidas que preferimos dejarlas un lado e intentar taparlas con el olvido. Pero la realidad es que hay una gran diferencia entre la sanidad y el olvido porque una herida no sanada jamás podrá ser olvidada.

Si nos encontramos en una situación parecida a la de María debemos alzar nuestros ojos para darnos cuenta que si existe una tumba vacía es porque también existe un Cristo resucitado junto a esa tumba.
Dios quiere llevarte a ese lugar de fracaso donde tal vez llegaste por culpa propia o ajena pero esta vez Dios te quiere llevar para sanarte , restaurarte y desatar el poder de la vida y de la resurrección sobre ti. No es sano ni bueno tener área en nuestras almas que no han sido sanadas por el Señor.

Jesús se apareció a María para restaurar y sanar todas sus emociones; para mostrarle que la realidad no era como ella pensaba que era; para desatarla en sus emociones y que nunca más viviera ligada a un sepulcro o una tumba vacía; y darle la seguridad de la vida y de la resurrección de Cristo.


B. Un encuentro con los discípulos (V.18-23) Los discípulos representan a las personas que están rotas en su voluntad y viven en temor porque no les gusta como son las circunstancias presentes.
Cristo no alcanza a sus discípulos hasta la noche. Había pasado todo el día y ninguno había vuelto al sepulcro para ver si Cristo había resucitado o para ver por lo menos si el dicho Maria, acerca del robo del cuerpo de Jesús, era cierto o no.

¿Por qué estaban en esta situación? ¿por qué no hacían nada? Por que los discípulos estaban atados en su voluntad porque tenían miedo a los judíos. Seguro que todos tenían el deseo de ir al sepulcro pero ninguno tenia la determinación suficiente de hacerlo porque estaban atados en su voluntad por el temor al hombre.

Estaban atados por el temor y este miedo a los hombres había roto su voluntad. ¿qué significa tener una voluntad rota? Significa que teniendo el deseo de hacer algo no lo haces y no queriendo hacer algo terminas por hacerlo (Ro.7)

Los discípulos pensaban que si Jesús había sido el primero en morir ellos sin lugar a dudas serian los siguientes por eso no se atrevían a salir de esas habitación.

Una voluntad rota te lleva siempre a vivir en un sitio cerrado como una cárcel donde no eres libre para tomar tus propias decisiones y el temor a las circunstancias te paralizan.

Para los discípulos la preocupación principal era la de sobrevivir y en ninguno de los casos habían contemplado salir a predicar abiertamente a todas las naciones. La voluntad de ellos estaba atada por el temor y por las circunstancias. Su alma tenía que ser quebrantada, restaurada y liberada por el Espíritu Santo

Cristo sale a su encuentra y les ministra a sus emociones diciéndoles: “Paz a vosotros” y con un mensaje nuevo que cambiaría la voluntad de ellos para siempre: “Yo os envío...recibid el Espíritu Santo”

Cada día tenemos que tener un encuentro con Cristo resucitado para que vivifique nuestra voluntad y la fortalezca para ser impulsados por su E.S a lugares que nunca pensamos llegar cuando estábamos en la cárcel del miedo y de la voluntad rota.

Si queremos tener una voluntad fuerte cada día debemos buscar un encuentro personal con Cristo para que su Espíritu Santo nos ayude a vencer cada circunstancia de tentación y nos impulse a ir más allá de lo que somos. Una persona que no tiene un encuentro personal diario con Cristo terminará teniendo un alma debilitada y una voluntad rota por la que el enemigo se infiltrará para llevarnos a una cárcel de inutilidad.


C. Un encuentro con Tomás. (v.24-29) Tomas representa a la persona que está atada en su intelecto porque sencillamente no creen las cosas de Dios, no creen a otros hermanos, no creen que las circunstancias puedan cambiar y le ponen condiciones a Dios para seguirle.

Tomás limitó su fe a ver y a tocar a Cristo, es decir, a sus sentidos físicos lo cual es muy típico hoy en día entre los no cristianos y de alguna manera también entre los cristianos porque muchas veces le ponemos demasiadas condiciones a Dios para que le creamos o para hacer su voluntad.

Tomás estaba ante una paradoja porque por un lado estaba limitado en su intelecto y por otro lado la solución a su problema no residía en el intelecto sino en una manifestación sobrenatural de Cristo resucitado.

Cristo se muestra a Tomás alcanzándolo en su necesidad, rompió todo argumento o limite intelectual al manifestarse resucitado y le permitió que le tocara para que cayera de rodillas clamando: “Dios mío y Señor mío”

Todos nosotros de alguna manera hemos sido como Tomás que hemos necesitado un encuentro y un toque de Jesús para caer de rodillas delante de el y convertirnos.

El poder de Dios vence, trasciende y sobrepasa todo intelecto humano y cuanto antes doblemos nuestras rodillas ante este hecho antes veremos su vida y su poder manifestado.


CONCLUSIÓN.

- ¿Estoy dispuesto a romper, a quebrantar y a humillar mis emociones y sentimientos para dejarlos moldear mi alma por Dios?
- ¿Estoy dispuesto a romper, a quebrantar y a humillar mi voluntad para hacer la de Dios?
- ¿Estoy dispuesto a romper, a quebrantar y a humillar mi excesivo intelectualismo para vivir la locura de la cruz y del E.S?


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MEXICO CITY